domingo, 17 de febrero de 2013

Cap. 7 | "No quiero estar sin tí."


"No quiero estar sin ti, si tú no estás aquí me sobra el aire, no quiero estar así, si tú no estás la gente se hace nadie. Si tú no estás aquí NO SÉ qué diablos hago amándote. Si tú no estás aquí sabrás que Dios no va a entender por qué te vas... NO QUIERO ESTAR SIN TI... Si tú no estás aquí me falta el sueño, no quiero andar así latiendo un corazón de amor SIN DUEÑO..."
Esa misma letra le había escrito a Javier después de haberlo visto. Había salido del cole y mientras caminaba con Juli para su casa, LO VÍ, y una vez más se me vino el mundo abajo. Él estaba hermoso, blanco, celestial y sus ojos brillaban a la luz del sol de principios de marzo. Cruzaba la calle con varios amigos, idiotas como él dijo Julieta unas cuadras después. La miré y me puse a llorar. Ella me abrazó. Ni siquiera yo sabía porqué lloraba. Él actuó normal conmigo, me saludó, me preguntó cómo estaba y siguió su camino como si nada, dejándome inmóvil. 
Yo era la ilusa que se derretía con solo verlo, me paralizaba el alma. Así me sentía cuando lo veía, a penas podía sentir su beso en mi mejilla. Prefería no haberlo conocido nunca. No podía seguir así, no podía seguir haciéndome la tonta con todo esto que sentía. No podía hacer de cuenta que estaba todo bien, cuando me moría de amor. Me hacía mal.
Discutí algunos mínutos con Julieta. Hasta aclamó por una ronda de amigas. Me agotaba explicarle las razones. Yo entendía lo que ella me decía, quería impedir que yo siga sufriendo y que él me siga tratando como lo hacía, con frialdad. Como si nada de mí le importaba. Yo en el fondo sentía que sí, y no iba a parar hasta demostrarlo. Demostrárselo a Juli y demostrárselo a él, que con tanto empeño lo negaba. 
Los segundos que pasaron de haberle escrito la frase de esa canción fueron eternos. Luego de haberlo envíado tuve miedo, me arrepentí, pero lo hecho, hecho está y esperé una respuesta, miré a cada segundo el celular. Me temblaban las manos cuando vi que leyó y comenzó a escribir. Esas cosas tecnológicas dan miedo. Se la pasan avisando todo: si le llega, si lo lee, si está respondiendo, pero nadie te avisa cuando van a romper tu corazón. Si supiéramos eso de ante mano habrían muchas cosas que podríamos evitar... Como los JAVIERES por ejemplo.
Y él respondió: "sos la más linda". Ya lo había leído y escuchado varias veces cuando al parecer hacía algo que estaba bien para él. Pero juro por dios que no había respuesta más depresiva que esa. No le respondí y quedé dura mirando el celular. Julieta vino con el té que había preparado y me sacó el teléfono. - No ves que es idiota? - Dijo.
A los segundos continuó escribiendo, me dijo que quería verme y que hablemos. Creo que si tenía un espejo en frente hubiese visto mi cara iluminada y feliz. Por otra parte el encuentro con Javier para mí era sospechoso y aún así me daba miedo, nunca sabía qué podía pasar cuando se trataba de él y sus mente rara y retorcida. 
Fui, lo esperé en la plaza. Aparecío con dos cuartos de helados. Se acercó sonriendo. Me sentí en un sueño hecho realidad. Se sentó y me dijo: Estás loca vos eh. Me sonreí, así como me dejaba inmóvil, me dejaba muda, sin palabras. Sacó la tapita del helado. Me hizo mimos en la cabeza, le encantaba despeinarME o despeinar a la gente. Yo aún no entendía que estaba pasando.
Javier: No vas a tomar tu helado?
Asentí con la cabeza.
Javier: Qué pasa, Palu? Estás muda ahora, gordi?
Le dije que era un molesto y que me sorprendía tanta amabilidad. Tomamos los helados y hablamos de la vida, hablamos de todo menos de que lo que yo creía que teníamos que hablar. Javi era raro, pero se podían tener charlas de personas normales a veces. El problema es que yo no quería hablar de su perro "pepito", de su mamá chef o sus hermanos profesionales. Yo quería hablar de él y de mí, de lo que me pasaba y de lo que a él NO. Y entonces le dije: No pensás responder nada más que "sos la más linda" a la canción que te escribí? 
Javier: Por qué pensás que estamos acá?
Yo: No sé... Decímelo vos.
Javier: Es que te juro, Paloma, que ya no sé qué hacer con vos. No te das cuenta que no está bueno que me escribas esas cosas. Puedo estar con Vicky y me generás un problema.
Vicky, otra vez Vicky pensé. Tanto helado para qué?
Me quedé callada mirándolo. Creo que lo odié, indiscutiblemente lo odié. Me tenía cansada. Y se lo dije, le dije que me agotaba su forma de ser. Le dije: Javier no te entiendo! Me tenés arta! Artísima! Me volvés loca, no sé qué hacer YO con vos. Venís todo lindo, me decís para vernos, traés helado con mis gustos preferidos, me tenés una hora amándote y de repente me decís estas cosas. Sabés qué? Me voy. Me voy y no me molestes más.
Me fui sin saludarlo, enojada. Él me hablaba x el chat, no recuerdo cuántas cosas escribió. Lo único que sé es que le puse que se quedara tranquilo y que nunca más lo iba a molestar. Así como envié eso, lo eliminé. Y sentí que fue lo mejor que hice en mucho tiempo. Lo mismo pensaron Juli y las chicas. 

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