domingo, 17 de febrero de 2013

Cap. 2 | Pilar.


Había pasado una semana de la noticia y con las chicas estábamos entusiasmadísimas con el asunto, nos peleábamos por los nombres, el sexo y por quien era la tía preferida. Habíamos pensado por alguna razón todos nombres con P... Paula, Pablo, Paz, Priscila... Por mi parte yo prefería que sea nena, me encantan las nenas, las podés peinar, ponerle vestidos. Ya me imaginaba con mi sobrina jugando. Greta, Juli, Flavia y yo estábamos tan emocionadas que no nos dábamos cuenta de la tristeza que tenía Clara, de los nervios, ni siquiera escuchábamos sus opiniones respecto del bebé. 
Julieta que era la más pendiente de las cosas que nos pasan a todas, me llamó por teléfono y me dijo: Palo, hay algo que estamos haciendo mal. No la veo feliz a Clara, está angustiada y nosotras somos unas egoístas. 
Esa tarde la palabra "egoista" resonó en mi mente más de una vez. Siempre que hablaba con Juli me pasaban esas cosas. Ella tenía siempre las palabras justas para dejarme tecleando, siempre me decía la verdad y le pegaba al palo, algunas veces le hacía caso y otras no, aunque muy en el fondo yo sabía que estaba en lo cierto. Ese día, como siempre, tuvo razón.
Después de dar algunas vueltas en casa, deambular por mi cuarto cual persona con ataques de ansiedad, sentarme, pararme, acostarme, leer, estar en la compu, me decidí, compré un kilo de helado y me tomé un remis hasta la casa de Clara. Entré como si nada, saludé a sus padres y fui directo a su habitación, adornada cual princesa. Era todo angelical y celestial como Clara. Clara era luz, era amor. Y su cuarto mostraba más de ella. No sé porqué siempre las habitaciones de la gente tienen ese no sé qué que lo hacen tan personal. Que lo hacen tan único, el aroma, los colores, el orden o el desorden. Clara era un poco parecida a mí en ese sentido, ambas éramos un desastre, pero aún así su cuarto seguía pareciendo tierno, como su carita de mamá que estaba empezando a tener, lo vi cuando levantó la vista y sonrió para saludarme. Y entonces le dije: Traje heladito para compartir. Me burlé un poco de ella, siempre la cargábamos con las chicas, teníamos recuerdos de Clari de nuestra niñez, donde le costaba compartir, no era fácil para ella al parecer, se había llevado esa materia, la tenía previa desde el jardín, y era una de las cosas que más nos hacía divertir, como cuando recordábamos la polera blanca de Juli debajo de la camisa del colegio.
Clara estaba acostada y tapada hasta la cabeza, se sentó y me dijo: Yo también quiero que sea una nena al igual que vos, es más, creo que es una nena, y se va a llamar PILAR.

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