Juli hacía un año más o menos estaba de novia con Juan, pero habíamos ido a bailar para levantarnos un poco el ánimo, y conocimos unos chicos, entre ellos estaba Pacho, y ella había quedado flechada con él. La verdad es que como mejor amiga, me caía mucho mejor que Juan, que era un aburrido. Pacho era un poco más chico que nosotras. Creo que uno o dos años, de todas formas no lo aparentaba, parecía de nuestra edad al menos.
Creo que estaba algo alcoholizado cuando se animó a hablarle. Julieta lo miró con su mejor cara de odio y siguió bailando y hablando con sus otros amigos. Greta le habló a Pacho y se rio un poco de su estado, le dijo que así no iba a conquistar a nuestra amiga. Pacho a penas valvuceaba. Era morocho, no muy alto e hincha de tigre, no podía olvidarme jamás de eso, nos enfermó con su equipo, hasta lo agregamos al facebook, su nombre era: Pacho tigre corazón. Julieta se horrorizó cuando él le envió la solicitud. Dijo: "Ayy por dios! No puede llamarse así, seguro vende ajo. Igual está no está tan mal."
Semanas después no paramos de escuchar el nombre Pacho por un segundo, mi amiga se había enamorado y por fín se iba a deshacer del pobre Juan, que para mí "apestaba".
Nos juntamos a cenar en la casa de Clari, mamá Nuria nos había preparado unos canelones deliciosos. Luego Juli, Greta, Fla y yo nos fuimos a bailar, nos encontrábamos con el grupito de Pacho. Esa noche era LA noche. Juli y Pacho habían hablado todos los días y ella tenía todas las ilusiones puestas en esa noche. Yo también las tuve a penas lo conocí a Augusto. Era del grupo de amigos de Pacho. Era hermoso, alto, flaco, nariz perfecta, boca hermosa, tez blanca, era definitivamente el estilo de chico que a mí me gusta. Así como por arte de magia Augusto se me acercó y nos pusimos a hablar. Me contó que hacía capoeira y yo le pregunté si conocía a mi amigo Martín, así era. Siempre el mundo tan chico, pensé.
En un parpadeo Julieta estaba a los amorronacos y besos con Pacho, se los veía bien. Yo la notaba encantada, igual Pacho tenía que pasar el test de mejorcis, sino nada de esto iba a funcionar.
Llegamos a casa y nos fuimos a dormir. Juli daba vueltas, al parecer no dejaba de pensar, además pateaba mi cara y eso me molestaba bastante, me acosté de su lado y la interrogué.
Juli: No sé qué hacer, Palo. Te juro por dios que me encanta Bruno!
Yo: Bruno?
Juli: Sí, así se llama Pacho.
Yo: Estás mal por Juan?
Juli: Y... no está bueno lo que estoy haciendo. Pero no lo puedo controlar.
Flavia: Estoy despierta también y quiero acotar a la conversación.
Juli: Necesito consejos, chicas.
Flavia: Dejalo a Juan, Juli. Pero dejalo como persona normal, no por teléfono.
Juli: Obvio que no.
Todas se rieron.
Yo: Qué sentís, Ju? Decime. Yo te quiero ayudar, pero no sé qué es lo que pasa con Juan ahora... Te encanta Pacho, pero con Juan qué? Lo amás? Te pasan cosas?
Juli: No sé...
Flavia: Si estás confundida alejate de los dos.
Juli: No es fácil, Fla.
Habíamos estado horas hablando del tema. Juli no quería lastimar a su novio, pero tampoco quería dejar de verse con Pacho, se sentía entre las nubes con él y no quería dejar de sentir eso.
Yo: Para mí, amiji, tenés que terminar tu relación con Juan. Se me hace que no da para más y no te estás sintiendo bien. Si te hace tan feliz estar con un flaco, creés que tienen mil cosas en común, te divertís y te encanta, no hay mucho para pensar. Dale vuelta a la página y arriesgate por algo nuevo. No estés con alguien porque te da pena ponerle fin a una relación, eso no te hace bien. Yo te quiero ver feliz, porque sos mi amiga y te amo.
Juli me abrazó y se pudo dormir. No sé si mis palabras habían sido suficientes para hacerla sentir mejor, sólo sé que a partir de esa conversación todo había cambiado para Juli, porque logró decidirse y pudo charlar con Juan. Le costó, no fue nada fácil. Juan había sido un gran amor, no lo iba a olvidar, pero era momento de ser feliz y con él ya no lo era. No sabíamos si era Pacho o quien sea que fuera, pero lo que sí sabíamos era que con Pacho ella tocaba el cielo y se jugó por él, por conocerlo, y por aquello que él le hacía sentir.