Pensé que la presencia de Augusto en mi vida iba a cambiarlo todo, y Javier iba a desaparecer de ella por completo, pero no, ahí continuaba yo pensando en él. No sé cómo hacía, no podían dejarme sola, a penas tenía cinco mínutos libres, sin Augus, sin las chicas, sin pensar en Bariloche, sin pensar en la fiesta de egresados, los disfraces, sin Pilar, y CHAU, Javier aparecía como por arte de magia.
No pasaron cinco mínutos en que me había despedido de Augusto, había subido al colectivo rumbo a casa que estaba mirando la última conexión de Javier. Entonces le hablé. No sé porqué lo hice, hacía un mes que no sabía nada de él. Escribí, borré, escribí, borré. Yo no era para nada insegura, pero Javier provocaba eso en mí, inseguridad, temores. Nunca sabía qué escribirle, ni cómo, jamás sabía cómo se iba a tomar las cosas, a veces me hacía sentir una inútil, entonces ese era mi miedo, que una vez más me haga sufrir. Solo escribí "hola". Nunca antes había respondido tan rápido. Me habló como si el plantazo de hacía un mes atrás no hubiese pasado, como si yo no le hubiese dicho cosas horribles, me habló normalmente, como en las épocas en la que nos llevábamos muy bien. Me llamó la atención, pero seguí su juego, como siempre hacía. Me acuerdo que dijo que tenía ganas de verme y de charlar, que hacía rato no sabía nada de mí, y que le entusiasmaba la idea de escucharme hablar pavadas como suelo hacer siempre. Ya no supe qué responderle. Javier me gustaba, jamás me había dejado de gustar, claramente en un mes no nos olvidamos de las personas que queremos por más que nos hayan hecho sufrir, pero las cosas con Augusto estaban mejor que nunca y no lo quería arruinar, mucho menos por Javier, que lo único que generaba en mi vida era incertidumbre y tristeza.
Admito que me sorprendí cuando me llamó y me dijo: No pensás contestar mi divertida propuesta de vernos? Me sonreí, definitivamente jamás se enteró de eso. Le dije que tenía cosas que hacer, pero a penas me desocupara, lo iba a esperar al colegio. No sé de dónde saqué tanta fuerza y no le respondí que SÍ desesperadamente al primer mínuto. Me sentí importante y creí que todo eso era producto de la buena estrategia de conquista que usaba Augusto en mí. Me equivoqué y recordé que así era yo cuando algo no me interesaba demasiado o hasta quizás me repregunté si era mi estrategia de conquista hacia Javier, que así como a mí, para nada le gustaban las cosas cuando se ponían fáciles.
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Me acuerdo que me dormí escuchando uno de los temas de Luis Fonsi que me había hecho escuchar Juli, era uno de los que más me gustaba, de hecho el que más me gusta. El tema decía claramente cómo era mi estado en ese momento. ¿Qué hice? Se lo escribí: "Mi corazón da un paso en falso y vuelve a tí, sigue latiendo contra mí...". Y esperé una respuesta que durante toda esa noche jamás apareció, que me quitó el sueño y no me dejó dormir.
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