Había quedado detonadísima después de hablar una hora por teléfono con Greta. Estaba enfurecida. Chicho era un ímbecil. Todos los hombres lo son, pero esa tarde lo habíamos comprobado.
Juli había acompañado a Clara a un control, Ema no podía ir, así que Juli, como siempre se ocupó del asunto. Yo me había juntado con Fla a terminar unas cosas para el cole, y Greta se había ido a encontrar con alguien. No sabíamos quién, pero era alguien que había estado molestando toda la mañana con mensajitos turbios e insoportables. Así que fue. No quiso que ninguna de nosotras la acompañe. De hecho, yo sola sabía a dónde iba en realidad. Las chicas le habían dicho que no fuera.
Recibí un llamado de Gretta llorando. Una hora al teléfono diciéndome cosas que no entendía. Lo único que había captado de toda la conversación, de las diez mil palabras con llanto y al parecer con mocos era algo así como que Chicho era un traidor, basura y que la había engañado. A penas corté la miré a Flavia que no entendía nada, ni siquiera yo entendía porqué dije tantas palabrotas adelante de la nona de Fla. Apoyé el celu sobre la mesa y dije: Chicho se la mandó. Flavia que poco aprecia al sexo masculino dijo más insultos que yo claramente, bajó la mirada y siguió haciendo las cosas del cole. La llamé de nuevo a Greta.
Yo: Escuchame, Gre, no cortes, gorda. ¿Dónde estás? ¿Querés que vaya para allá?
Greta: Estoy caminando.
Yo: Bueno... ¿Dónde?
Gretta: No sé... Siento que me voy a desmayar.
Se corta la comunicación. Agarro mis cosas y me voy. No sabía a dónde. Empecé a llamar a Clara y a Juli, no atendían. Flavia salió corriendo atrás mío. No sabíamos a dónde buscar a Greta. Es en estos momentos cuando deseamos que los amigos tengan un chip y encontrarlos gracias a algún tipo de gps o algo así.
Flavia intentaba comunicarse con Greta, pero no atendía los llamados. Al fín me llama Juli.
Juli: ¿Qué pasa, loca? 13 llamadas perdidas... ¿Alguna más?
Yo: Boluda, se pudrió todo.
Juli: ¿Con qué? ¿Qué pasó? No me asustes. ¿Javier?
Yo: Nono, Greta.
Juli: ¿Qué pasó, Paloma? POR DIOS.
Yo: Chicho es un idiota.
Juli: Ya sabemos. ¿Qué más?
Yo: Camina con Clari hacia la plaza, la que está en frente del cole, te veo ahí en quince mínutos.
Juli: Pero, dale, tarada! Decime qué pasó? Te juro que voy y lo agarro con mi metralleta imaginaria.
Yo: Le puso los cuernos. No sé bien.
Juli: ¿Queeeeeeeeeeeeeeeee?
Yo: Lo que escuchás.
Juli: Ah! peroooo... es el más grande de los idiotas del mundo!
Yo: Escuchame, hablé con Greta, me dijo que se iba a desmayar y me cortó. Flavia está llamándola y no atiende.
Juli: ¿Y porqué vas a la plaza? ¿Se fue a encontrar con la flaca que estaba molestando hoy?
Yo: Sí.
Juli: Le dijimos que no fuera.
Yo: Te veo allá. Beso.
Llegamos con Fla a la plaza, creo que nunca caminamos, ni corrimos tanto. Habíamos hecho el ejercicio que no hicimos por años. Las vemos a Clara y Juli sentadas en un banco.
Clara: La estamos llamando, pero no atiende.
Flavia: No estará con el otro flaquito, no?
Clara: ¿Alguna tiene el número?
Yo: Claramente no.
Juli: ¿Llamaron a la casa?
Yo: No, es que le dijo a la mamá que venía de Fla.
De repente la vemos venir con Diego.
Fla: Te dije que estaba con ese inútil.
Diego nos saluda y todas lo miramos con cara rara.
Diego: No se siente bien, no sé qué pasó, la encontré caminando por Constitución como perdida y llorando.
Fla: ¿No podés hablar, Greta que nos tiene que contar todo este chabón?
Juli: Bancá que seguro se siente mal.
Diego le soltó la mano a Greta y nos pidió que la cuidemos y llevemos a la casa.
Yo: Vayamos a tomar un remis.
Clara: Yo me voy a casa, chicas. Ahora pasa mi viejo por acá. Esperen que venga.
Greta se largó a llorar, la miramos a Clara y la abrazamos todas. No entendíamos nada, pero sentíamos que teníamos que estar ahí. No sabíamos bien qué había pasado con Chicho, ni porqué este chico nos daba tantas explicaciones y nos decía cómo teníamos que proteger a nuestra amiga, si de algo sabíamos nosotras era de protección...
Clara se fue a la casa y nosotras la acompañamos a Greta. Los papás se asombraron al vernos entrar, definitivamente no esperaban nuestra visita. Entramos casi corriendo a la habitación y nos encerramos con llave. Greta estaba algo así como inmutada y nosotras no queríamos abasallarla con nuestras preguntas hasta que volvió a llorar. Juli la abrazó, le dijo que se tranquilice, que nosotras no la íbamos a dejar y si era necesario nos íbamos a quedar a dormir con ella para hacerle compañía.
A la noche ya estábamos todas instaladas en su casa, había venido Clara, y mientras nos reíamos y comíamos algo, Greta habló del tema.
Greta: Les voy a contar todo, chicas. Gracias por bancarme todo el día. Ahora siento que puedo hablar.
Comenzaron a caerse algunas lágrimas...
Greta: Me encontré con la chica esta. Me contó muchas cosas de chicho que yo no sabía, me dijo cosas puntuales que él hizo, con fechas, horarios...
Fla: Ah! pero qué hijo de puta!.
Greta: Siempre me mintió, chicas. Me boludeó y no me engañó con una, sino con varias. La angustia que siento es impresionante.
Clara: Pero.. a ver, Greta... No podés estar segura. No la conocés a la mina, no sabés quién es. Y si es todo mentira.
Greta: No puede ser todo mentira, las cosas que me dijo, cosas que yo sabía que supuestamente había hecho... No es mentira. Y lo peor es que no sé cómo encararlo. No sé qué hacer con esto que siento. Estoy muy dolida.
Juli: No es para menos.
Greta: Me llamó dos mil veces y no lo atendí.
Yo: Pero tenés que hablar con él, Gre. Tenés que ser fuerte, encararlo y romperle la cara.
Fla: Sí, no lo dejes por teléfono. Hablá personalmente, desquitate toda esta angustia.
Greta: Lo odio, chicas. Estoy mal, realmente mal.
Clara: Yo no creo que sea cierto.
Fla: Pero, Clara! No estás escuchando vos?
Clara: Sí, pero no sabemos quién es la mina.
Juli: Eso no importa, vos ahora tenés que hablar con chicho, cuando estés preparada para hacerlo, en el momento en que lo desees. Si querés dejar pasar unos días, hacelo. Total... No se merece ni un poco que hables con él, aunque sea lo lógico, pero hacelo cuando te sientas con ganas.
Greta: Sí, voy a ver qué hago.
Yo: No estés mal, amiga. Estamos acá para bancarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario